Alimentación infantil

Además de satisfacer las necesidades nutritivas, la alimentación infantil tiene una gran influencia en el crecimiento durante los primeros años de vida, en la prevención o el tratamiento de diversas naturalezas patológicas y en la adquisición de unos buenos hábitos alimentarios. Por lo tanto, tiene una importancia transcendental para el correcto desarrollo del niño, ya que engloba aspectos físicos, psíquicos y sociales de éste.


La alimentación y salud de una persona están directamente conectadas. Pero es durante la infancia cuando esta conexión es vital, y el primer año de vida es la etapa de crecimiento y desarrollo más rápido en la vida del pequeño. Además, los niños adquieren unos buenos hábitos de alimentación durante los primeros años de vida.


Las pautas nutricionales de los niños se pueden diferenciar en tres etapas:


Periodo de lactancia. La leche es el único alimento de esta etapa, que comprende desde el nacimiento hasta los 4-6 meses aproximadamente. La leche puede ser materna o artificial, pero es la leche materna el mejor alimento para el bebé, ya que le cubre totalmente las necesidades nutricionales y, además, ejerce una acción antiinfecciosa y antialérgica. Cuando no es posible suministrar leche materna se da una leche maternizada (artificial), obtenida mediante un proceso de adaptación de la leche de vaca con unos resultados parecidos a la materna.


Durante el primer año de vida, el aumento de peso y de talla son muy evidentes; del primer al tercer año el proceso es más lento, aunque continuo.


Periodo de transición. A partir del cuarto mes, pero dependiendo del estado de desarrollo del bebé y de su proceso de adaptación o tolerancia a los alimentos nuevos, se pueden ir introduciendo alimentos no lácteos que no alteren su ritmo de maduración digestiva y renal, así como el progresivo desarrollo neuromuscular. Es en esta etapa en la que se va facilitando el desarrollo de los sentidos, de manera que se puede pasar de succión a cuchara, cosa que permite paladear mejor, y también se puede cambiar la textura de los alimentos, de líquidos a triturados.


La toma de líquidos es tres veces superior a la del adulto en esta etapa en la que el agua y los zumos son básicos en la alimentación.


Periodo de maduración digestiva. Progresivamente se van introduciendo nuevos alimentos, entre los que destacan los cereales, las frutas, el pescado, las verduras y las hortalizas. La capacidad gástrica del niño va aumentando con los meses y llega hasta los 200 ml en el primero año. Esto permitirá que las comidas sean más abundantes y menos frecuentes.



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LA ALIMENTACIÓN INFANTIL A PARTIR DE LOS 2 AÑOS


En esta edad el niño ya come cuatro veces al día: desayuno, comida, merienda y cena. Es importante repartir las aportaciones calóricas de estas cuatro comidas, ya que los hábitos alimentarios que se adquieren en esta época se convierten inconscientemente en la guía para la edad adulta. Además, es necesario evitar que el niño adquiera conductas alimentarias caprichosas y monótonas con algunos alimentos, ya que podrían producir carencias nutricionales. Una dieta equilibrada, variada y completa aporta al niño lo que necesita.


  • Aportación calórica del día entre las cuatro comidas:


          Desayuno: 25%


          Comida: 30%


          Merienda: 15%


          Cena: 30%


  • Necesidades nutricionales diarias de niños de 2-3 años:


          Calorías: 1.300-1.400 Kcal/día


          Proteínas: 30-40 g/día


          Hidratos de carbono: 130-180 g/día


          Grasas: 45-55 g/día

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