Las cifras de la obesidad representan un problema global de salud muy importante. Una cuestión que, además, es especialmente grave en la población infantil.
La Organización Mundial de la Salud estima que, si se mantienen las tendencias actuales, el número de lactantes y niños pequeños con sobrepeso alcanzará los 70 millones en el año 2025.
Esta entidad afirma, a su vez, que el 60% de los niños con sobrepeso lo tendrán también de mayores y que esto puede provocar factores de riesgo cardiovascular, diabetes tipo 2, desórdenes mentales e, incluso, baja autoestima.
Seguir unos consejos para prevenir el sobrepeso desde una edad temprana ayudará a combatirlo y a evitar las futuras complicaciones de salud que puede comportar.
CUÁNDO SE CONSIDERA QUE UN NIÑO ES OBESO
La obesidad es una enfermedad crónica caracterizada por el exceso de grasa en el organismo y se da cuando el índice de masa corporal (IMC) en el adulto es mayor de 30 kg/m², según la OMS. En el caso de la población infantil, se considera que se es obeso cuando el propio peso sobrepasa el 20% del peso ideal.
La principal causa del sobrepeso es la ingesta en mayor medida de calorías respecto a las que el cuerpo quema. Una sociedad cada vez más sedentaria y con una dieta cada vez más rica en alimentos procesados y altos en grasas y azúcares favorecen que se extienda. Aun así, la obesidad y todo lo que implica para tu salud y la de los tuyos puede prevenirse.
5 CONSEJOS PARA PREVENIR EL SOBREPESO INFANTIL
- Enseña desde el ejemplo: la mejor manera de establecer unas bases alimenticias saludables entre los más jóvenes es empezar por la propia dieta, para trasladar el hábito con la práctica. Esto será más eficaz si se comparte la mesa familiar y se trasmiten las rutinas de alimentación.
- Establece una dieta saludable: fomenta la ingesta adecuada de agua y establece una dieta que incluya verdura en dos de las tres comidas principales del día y comer 2 o 3 piezas de fruta también diariamente, entre otros. Limita también la cantidad de bocadillos en el almuerzo escolar, incorpora piezas de fruta en su lugar algunos días a la semana, será más saludable.
- Evita el consumo de productos procesados y azucarados, como bollería industrial o refrescos, y prima los alimentos frescos como frutas y verduras.
- Fomenta la actividad física. De este modo, limitarás el sedentarismo. Puedes, por ejemplo, buscar un deporte que se adapte a sus preferencias y gustos para introducir hábitos saludables desde la diversión y la motivación. Además, la actividad física regular aporta muchos beneficios para la salud, como fortalecer los huesos, reducir el estrés y la ansiedad y aumentar la autoestima. Ten en cuenta también limitar las horas de ocio delante de las pantallas y apagar el televisor durante las comidas, por ejemplo.
- Asegura un buen descanso. Garantiza las horas de sueño adecuadas, teniendo en cuenta que los más pequeños necesitan dormir más que los adultos. La falta de descanso correcto impactará en el rendimiento, y además se asocia a menor actividad y mayor ingesta de comida.
Consolidar unas rutinas alimenticias saludables en las edades tempranas, acompañadas de un estilo de vida activo, supone establecer un hábito positivo que se mantendrá en la vida del menor ayudando a su bienestar.
Recuerda que tu farmacéutico puede aconsejarte sobre qué hábitos alimenticios es mejor seguir y cómo puedes prevenir el sobrepeso de manera efectiva, para el bienestar presente y futuro.